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Proyectos

Reducción de Impuesto Automotor de Cargas

Revisión de la Ordenanza Tributaria Anual (Año 2010), con el fin de proceder a la reducción de la alícuota a aplicarse al Impuesto Automotor de Cargas de radicación municipal, todo ello en miras a compensar el desfase que la situación económica actual provoca sobre ese sector. Todo ello para equiparar las reducciones y/o exenciones tributarias que en años anteriores se implementaron para alentar las inversiones industriales.


Al Señor Presidente del Honorable Concejo Deliberante de la Municipalidad de Cruz Alta S/D De mi mayor consideración: Luego de efectuar una pormenorizada evaluación del contenido de la Ordenanza Tarifaria Anual (para el período 2010) elevada oportunamente a este Cuerpo para su pertinente análisis y posterior aprobación; he advertido, entre otras cuestiones, que respecto a la imposición tributaria prevista para el Transporte de cargas local (art. 69 de la referida normativa), la alícuota prefijada tornaría a ese gravamen excesivamente oneroso para el sector, teniendo en cuenta su situación económica actual. Por tal motivo y en miras a contrarrestar tal detrimento, me permito sugerir la introducción de una rectificación y consecuente reducción en el porcentaje establecido a los fines impositivos municipales para el precitado rubro; todo ello en mérito a las circunstancias que seguidamente detallo y que precisamente se vinculan con: LA INCIDENCIA DEL IMPUESTO MUNICIPAL EN EL TRANSPORTE AUTOMOTOR DE CARGA En la actualidad y en forma creciente, los diversos mercados se hallan cada vez más integrados y conectados y los productos que consiguen conquistarlos y permanecer en ellos son aquellos que llegan con los menores costos. En esta fuerte competencia todos los componentes del costo adquieren una significativa importancia, pues provocan un alto impacto en los resultados de ejercicio de una empresa. En este cuadro de situación, la normativa tributaria municipal (entre otros factores que influyen en el costo) debe ser analizada y corregida para evitar situaciones de asimetría que puedan perjudicar a los propietarios locales del transporte automotor de carga; desmedro que es factible de evidenciar al cotejar sus inversiones con las devengadas por otras actividades productivas que se desarrollan en el ámbito de nuestro Pueblo. En efecto, podemos reconocer una alta incidencia del Impuesto Municipal que se refleja en el incremento presupuestario acaecido en las empresas locales propietarias de automotores de carga, pues considerando los valores aproximados de un camión ($ 450.000.-) y un semirremolque ($ 110.000.-) nuevos y en función del porcentaje que se pagaría en virtud de ese tributo (1,50%, según alícuota establecida por el art. 69 de la Ordenanza Tarifaria-Año 2010), el sector transportista de cargas estaría tributando por año, por ésta "unidad de negocio", un importe de $ 8.400.- Que en los últimos tiempos, la confluencia de diversos factores: como la crisis con el campo desde el 2008, la caída del consumo y las crecientes vicisitudes económicas a nivel internacional, que desalientan ventas y producción de bienes, plantearon un escenario difícil para el transporte de cargas donde la situación explotó ahora con la sequía que redujo a casi nada la producción agropecuaria y dejó a las empresas transportistas con hasta el 70% de sus estructuras paradas y en el límite de una situación de emergencia. Esta paralización del sector no sólo se vislumbra en las cargas salientes, que mayormente se concentran en la producción primaria, sino también en las entrantes, pues el ingreso de mercaderías generales también ha experimentado significantes menguas. Y los camiones parados, inmovilizan a la misma cantidad de choferes hoy sin trabajo: tienen menos cargas generales pero la crisis del campo es lo que más los afecta y al no moverse el tráfico de cereales, empresas y camioneros salen a buscar otros tipos de tráfico y se genera una competencia que rompe el mercado de precios. Las circunstancias precedentemente expuestas ameritan, sin más, la adopción de medidas urgentes de asistencia, a efectos de paliar esta apremiante situación, por ello, una rebaja del costo impositivo ha de ser el compromiso que hemos de asumir con las empresas transportistas locales, pues la pronta implementación de una suspensión tributaria y/o, en su defecto, una reducción de la alícuota por unidad, durante un período considerable de tiempo, les permitiría sortear los avatares en los que actualmente se encuentra inmerso este sector, circunstancia que sólo ha de mantenerse hasta el reestablecimiento económico de las empresas afectadas por esta crisis sectorial generalizada. En razón de ello, resulta sumamente necesario estatuir tal medida, atento a que le permitirá a esta vapuleada actividad mantener niveles aceptables que le posibiliten afrontar los compromisos, especialmente el pago de los salarios de sus trabajadores. Como es de público y notorio, el transporte de cargas genera en nuestro Pueblo más de 200 empleos de manera directa, y es un vehículo indispensable para el funcionamiento de la cadena productiva y el desarrollo de la economía local. Mientras que años atrás se pedían a viva voz choferes para afrontar el movimiento que había, contrariamente, ahora se le otorgan vacaciones a los mismos; ya no se trata de una crisis financiera, sino ya de una crisis económica grave para las empresas de transporte de cargas; por consiguiente, debemos mirarlas con otra perspectiva: la falta de trabajo debe implicar un replanteamiento de la imposición tributaria, porque ese sector debe también seguir pagando seguros, cuotas y salarios. Si el campo no produce, las industrias no fabrican y la gente no consume, el transporte se paraliza y es uno de los más afectados. Debemos emplear políticas que los impulse a salir de la crisis y, la exención del gravamen sobre el autotransporte de cargas, significaría, de algún modo, comenzar a tomar las acciones necesarias par mantener las empresas en el mercado. La inclusión, en la ya pergeñada Ordenanza Tributaria Municipal, de una exoneración para esta franja de producción significará, para las empresas transportistas, poder empezar a gozar de este beneficio a partir de enero de 2010 (con el desahogo financiero que tal prerrogativa conlleva para éstos) y tal hecho, lejos de perjudicar a nuestro ámbito, implicará para el municipio un ajustado cumplimiento por parte de ése sector, que redunda, en definitiva, en un doble beneficio, pues éstas bonificaciones no sólo acarrearán una mayor recaudación para las arcas locales, sino que también significarán una alícuota más equilibrada para el transporte. A su vez, esta reducción de pago posibilitará además que las empresas que tengan radicadas sus unidades fuera de la localidad, procedan a inscribirlas en nuestra jurisdicción. Debemos abocarnos a corregir, en política tributaria, todas las distorsiones que pudieran llegar a determinar, ante esta especial circunstancia, que las empresas de transporte de cargas se vean constreñidas a buscar formas de eludir sus obligaciones con el Municipio. Así como en años anteriores se implementaron, como forma de corregir los desfasajes financieros producto de la desacertada política nacional, reducciones y/o exenciones tributarias para alentar las inversiones productivas generadoras de empleo en la industrias locales, hoy debemos trasladar esa necesidad hacia el rubro transporte, procurando para ello el establecimiento de períodos de gracia de inclusión inmediata en la Ordenanza Impositiva y presupuestaria anual, unificando criterios básicos y razonables para la liquidación del impuesto, en beneficio tanto de la recaudación tributaria propia del gobierno local, como de la neutralidad y equidad sobre los contribuyentes. Por todo lo hasta aquí expuesto y aguardando que mi petición sea temporáneamente atendida, procediéndose al tratamiento de mi justa requisitoria, vinculada a la señalada enmienda de la Ordenanza Tributaria Anual (Año 2010), en lo que respecta a la reducción de la alícuota a aplicarse al Impuesto Automotor de cargas de radicación municipal, todo ello en miras a compensar, por el lapso que consensuadamente se determinará, el desfasaje que la situación económica actual provoca sobre ese sector. Sin otro particular, me despido de Ud. y hago propicia la ocasión para saludarlo muy atentamente. Sr. Marcelo Antonio Belli Concejal